Un grupo de refugiados espera el 28 de noviembre de 2008, para se
r registrados por la oficina del Alto Comisionado para Refugiados (UNHCR), para su traslado del campo de refugiados de Kibati, cerca a la capital provincial de Goma, en la República Democrática del Congo. La ONU ha confirmado en su informe la violación de derechos humanos. Ginebra, 24 sep .-Al menos 303 civiles fueron violados, en muchos casos múltiples veces, en los ataques que grupos armados llevaron a cabo en la R.D.Congo entre el 30 de julio y el 2 de agosto, confirmó hoy un informe de la Alta Comisaría de la ONU para los Derechos Humanos."Las víctimas conocidas incluyen a 235 mujeres, 52 niñas, 13 hombres y tres niños", señala el informe preliminar, de 15 páginas y resultado de una investigación, que fue difundido hoy y en el que se advierte de que "el número de víctimas puede ser mucho mayor".Esto lo apoyan en el hecho de que los investigadores, que visitaron 13 pueblos en la región de Walikale, en la provincia de Kivu Norte, no pudieron acceder a otros seis pueblos afectados debido a la violencia reinante."Y además, durante la investigación, cerca de la mitad de la población de los pueblos afectados todavía estaba escondida en la selva por miedo a más ataques, y entre ellos probablemente hay más víctimas de violaciones", añade el informe.La alta comisionada para los Derechos Humanos, Navi Pillay, aseguró que "la escala y la maldad de estas violaciones masivas exceden a todo lo imaginable", en un comunicado en relación con el informe."Incluso en el este de la R.D.Congo, donde la violación ha sido un problema perenne y masivo en los últimos quince años, este incidente destaca por la extraordinaria sangre fría y la forma sistemática en que parece haber sido planeado y ejecutado", agregó.Los ataques, que ocurrieron en su mayoría por la noche, tuvieron lugar a lo largo de cuatro días perpetrados por unos 200 miembros de tres grupos armados, los Mai Mai Cheka, las Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda (FDLR) y elementos cercanos al coronel Emmanuel Nsengiyumva, un desertor del Ejército que en el pasado ya estuvo involucrado con otro grupo rebelde, afirma la investigación.Armados con fusiles Ak47, granadas y machetes, los atacantes fingían en un primer momento que habían llegado para dar seguridad a la población, antes de lanzarse a asaltar en pequeños grupos. EFE
