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domingo, 4 de julio de 2010

¿A qué, pues, haréis semejante a Dios,o qué imagen le compondréis?Isaías 40:18

Ídolos Antiguos e Ídolos Modernos
Ciertos pueblos representan a la divinidad mediante ídolos, estatuas de animales hechas de madera, piedra o metal. Estos ídolos, reverenciados con temor y superstición, apartan a los hombres del único Dios verdadero. La Biblia condena severamente la idolatría. Para convencer al ser humano de que abandone esas prácticas engañosas, lo exhorta a reflexionar y usar el sentido común que Dios le dio (Isaías 44:19; 46:8). Y usted, ¿qué imagen se hace de Dios? En el fondo, incluso aquel que dice ser ateo, se representa a Dios como la nada o la materia. Algunos admitirán: «No creo en un Dios personal, sino en una gran fuerza espiritual», imaginándose a Dios como una fuerza capaz de animar el viento, la marea o la electricidad. Otro dirá: «Creo que todos formamos parte de un gran Ser que se mueve y trabaja a través de nosotros». Compara a Dios con una cosa vaga, como una influencia que se derrama en todas partes. Éste también tiene un ídolo que le impide acudir al único Dios, el Dios vivo. Si aceptamos una falsa idea de Dios, de alguna forma somos alcanzados por la idolatría. Más bien leamos la Escritura. Dios se da a conocer por medio de ella. Desde el primer versículo declara: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. Luego “creó Dios al hombre a su imagen… varón y hembra los creó”. Y también les habló… Ahora Dios se ha revelado en su perfección y grandeza moral por medio de Jesucristo.