La increíble historia de la joven cafetera que se recibió de abogada
Se trata de Romina Gyorgyevich, de 24 años, quien se gana la vida vendiendo café en la estación de trenes de La Plata y que el mes pasado se recibió de abogada. En diálogo con Cadena 3 contó sus ilusiones y proyectos. Aunque no quiere asimilarlo, para muchos Romina Gyorgyevich es un ejemplo de vida, tesón y confianza en las propias fueras y convicciones.Lo que ocurre es que, pese a las condiciones adversas en las que tuvo que afrontar su niñez y adolescencia, Romina logró salir adelante y lograr muchos de sus objetivos planteados desde temprana edad. El 23 de junio, la jovencita de, por aquel entonces 23 años, que vende café en la estación de trenes de La Plata se recibió ni más ni menos que de abogada. Desde ese momento su vida comenzó a cambiar. “Ahora la gente me llama y me escribe. No quiero que me hagan una nota. Por ahí la gente me dice que aproveche para conseguir de una manera más rápida trabajo, pero todos sabemos que es re difícil la inserción laboral con o sin títulos, y más cuando no tenés una pantalla de contactos”, reconoció a Cadena 3- . En ese sentido, aseguró que su compañero de trabajo, en la estación de trenes donde actualmente desarrolla gran parte de su día, fue quien le envió una carta al director de un matutino porteño para dar a conocer su historia de vida. “Fue él quien le mandó una nota al director de Clarín para que me hiciera una entrevista y así fue. Mi amigo me admira mucho y siempre me apoyó”, contó.Pese a la humildad y sencillez con la que relata su pasado y gran logro, Romina es una joven que ha vivido una infancia tan dura como complicada. Hija de un padre golpeador y alcohólico, se escudó desde tempranas edades en el ala protectora de su madre, que con la intención de brindarle un mejor pasar a ella y sus cuatro hermanos, decidió huir en búsqueda de reparo. Es así que, con el afán de conseguir el pan de todos los días, Romina se lanzó hacia la calle a intentar encontrar una solución a su crítica situación. De esta manera, la flamante abogada consiguió hacerse de un grupo de clientes en la estación de trenes y solventar sus gastos. Hoy por hoy, no sólo que pagó sus estudios universitarios, sino que con lo recaudado día a día abona el alquiler de su departamento y destina parte de ese dinero a salir a bailar junto a sus amigas los sábados por la noche MAS