Se acaban de revelar cosas como ésta: durante 2009 se registraron mil fugas de menores de los centros de reclusión del Instituto. Otra: el 50% de los que han sido detenidos en 2010 son reincidentes. Todo muy grave pero no sorprendente. Estamos ante males endémicos que el gobierno del presidente Vázquez no supo manejar y que tampoco parece saber conducir el del presidente Mujica. Las cosas van de mal en peor. Fugas, motines, captura de rehenes por parte de los menores internados, amenazas y violencia generalizada, con exhibición de armas confeccionadas allí mismo, en el establecimiento supuestamente de "reeducación", son habituales. Entretanto, en la calle, se ve a la niñez desamparada, pidiendo limosna, durmiendo en umbrales, delinquiendo descaradamente, consumiendo alcohol, hurtando, rapiñando, matando. Entretanto, otros chicos forman parte de la legión de trabajadores infantiles, tripulando miles de carros que recogen basura para vender. Mucho funciona mal en el esquema que debería amparar a la juventud y esto ha tenido algunas instancias que lindaron con lo ridículo. Por ejemplo, cuando el INAU se acaloró por controlar desfiles playeros de quiceañeras en Punta del Este, mientras menores peligrosos se estaban escapando de las instalaciones de su instituto. O cuando durante un motín en la Colonia Berro, aparecieron allí con pretensiones mediadoras la ministra comunista Marina Arismendi y el senador Lorier. El resultado fue que este último resultó secuestrado por los amotinados y obligado a oficiar de chófer de la fuga. Con el panorama descrito más arriba, ¿hacia dónde vamos? El País Digital