Soy padre de cinco hijos (el último aún no nacido) y aunque no tuviera ninguno, me seguiría pareciendo absolutamente execrable el delito (e ilícito moral) de la pederastia, fuera cometido por quien fuere, más todavía si se infligió abusando de la confianza depositada por los padres y mucho más si se realizó en el seno de una Institución Santa que proscribe moralmente estas prácticas de una forma terminante y absolutamente explícita. Yo abogo, no ya por la aplicación de la ley penal, sino por el endurecimiento ostensible de las penas y más cuando concurran las agravantes morales expuestas. Que se pudran a la sombra, si es que los padres no los pillan por banda primero.Dicho esto, parece que los hijos bastardos del concubinato Gramsci-Goebbels (para que después digan que este tipo de relaciones no son prolíficas...) han aprovechado la paradoja de que alguno de estos criminales sean sacerdotes, pero lo cierto es que les da lo mismo que ninguno fuera sacerdote , porque su propósito no es atacar a los criminales ni defender a las víctimas sino denigrar injustamente a la Iglesia y a su Santidad el Papa. Los oráculos de la progresía pretenden que la Iglesia proceda a demanda sin necesidad de prueba, de una forma más expeditiva (e injusta) que los tribunales civiles y que no llegue, por tanto, a discriminar los criminales de los que son meras víctimas de los infundios (que los hay). ¿Alguien ha reparado en la dificultad de prueba para las víctimas y en la dificultad de juicio para las autoridades eclesiásticas (y civiles)?Estos mismos, desinformadores con carnet de la prensa, paladines de la fornicación MAS