urrección ierta vez un estudiante preguntó al célebre físico Isaac Newton (1642-1727) cómo podría el cuerpo humano reducido al polvo después de la muerte, ser reconstituido en el momento de la resurrección. Silenciosamente, el científico mezcló un puñado de limaduras de hierro con arena y pidió a su alumno que separara los dos componentes. Como éste no supo qué hacer, Newton pasó un imán sobre la mezcla, el cual atrajo las partículas de hierro. Entonces el físico dijo: –El que da la fuerza a este hierro, ¿no tendrá también el poder sobre nuestros cuerpos? El más grande escéptico no podrá impedir que el imán atraiga el hierro, como tampoco podrá oponerse a la resurrección de los muertos en el momento en que Dios lo quiera. ¡El hecho de no comprender cómo lo hará debería incitarnos a la humildad antes que a la duda! ¡Cuántas cosas muy reales hay en el universo, cuyos misterios los científicos se esfuerzan por esclarecer! Hace veinte años no se imaginaba poder hallar la identidad de un individuo a partir de su ADN, mientras que ahora es un medio de investigación natural e irrefutable. Quizá la idea de la resurrección asuste a los que la rechazan, pero no espanta a quienes han puesto su confianza en Jesucristo. Muy al contrario, esperan con gozo ese maravilloso día en que la poderosa voz del Señor llamará a todos los que le pertenecen, estén vivos o muertos. ¿Usted formará parte de ellos?
domingo, 18 de abril de 2010
Si se predica de Cristo que resucitó de los muertos,1 Corintios 15:12 y 35.
La Res
urrección ierta vez un estudiante preguntó al célebre físico Isaac Newton (1642-1727) cómo podría el cuerpo humano reducido al polvo después de la muerte, ser reconstituido en el momento de la resurrección. Silenciosamente, el científico mezcló un puñado de limaduras de hierro con arena y pidió a su alumno que separara los dos componentes. Como éste no supo qué hacer, Newton pasó un imán sobre la mezcla, el cual atrajo las partículas de hierro. Entonces el físico dijo: –El que da la fuerza a este hierro, ¿no tendrá también el poder sobre nuestros cuerpos? El más grande escéptico no podrá impedir que el imán atraiga el hierro, como tampoco podrá oponerse a la resurrección de los muertos en el momento en que Dios lo quiera. ¡El hecho de no comprender cómo lo hará debería incitarnos a la humildad antes que a la duda! ¡Cuántas cosas muy reales hay en el universo, cuyos misterios los científicos se esfuerzan por esclarecer! Hace veinte años no se imaginaba poder hallar la identidad de un individuo a partir de su ADN, mientras que ahora es un medio de investigación natural e irrefutable. Quizá la idea de la resurrección asuste a los que la rechazan, pero no espanta a quienes han puesto su confianza en Jesucristo. Muy al contrario, esperan con gozo ese maravilloso día en que la poderosa voz del Señor llamará a todos los que le pertenecen, estén vivos o muertos. ¿Usted formará parte de ellos?
urrección ierta vez un estudiante preguntó al célebre físico Isaac Newton (1642-1727) cómo podría el cuerpo humano reducido al polvo después de la muerte, ser reconstituido en el momento de la resurrección. Silenciosamente, el científico mezcló un puñado de limaduras de hierro con arena y pidió a su alumno que separara los dos componentes. Como éste no supo qué hacer, Newton pasó un imán sobre la mezcla, el cual atrajo las partículas de hierro. Entonces el físico dijo: –El que da la fuerza a este hierro, ¿no tendrá también el poder sobre nuestros cuerpos? El más grande escéptico no podrá impedir que el imán atraiga el hierro, como tampoco podrá oponerse a la resurrección de los muertos en el momento en que Dios lo quiera. ¡El hecho de no comprender cómo lo hará debería incitarnos a la humildad antes que a la duda! ¡Cuántas cosas muy reales hay en el universo, cuyos misterios los científicos se esfuerzan por esclarecer! Hace veinte años no se imaginaba poder hallar la identidad de un individuo a partir de su ADN, mientras que ahora es un medio de investigación natural e irrefutable. Quizá la idea de la resurrección asuste a los que la rechazan, pero no espanta a quienes han puesto su confianza en Jesucristo. Muy al contrario, esperan con gozo ese maravilloso día en que la poderosa voz del Señor llamará a todos los que le pertenecen, estén vivos o muertos. ¿Usted formará parte de ellos?