El Espíritu Santo no hace su trabajo en nosotros de una manera desordenada o dislocada. El no existe para simplemente ayudarnos a sobrellevar la vida, o para ayudarnos a través de las crisis o en nuestras noches de soledad. El no está sólo para levantarnos y poner un poco de fuerza en nosotros para que podamos seguir en la carrera. Todo lo que el Espíritu Santo hace, está relacionado con la razón por la que él vino – para llevarnos a casa como una novia preparada. ¡El actúa sólo para llevar a cabo esa misión! Sí, él es nuestro Guía, nuestro Consolador,nuestra Fortaleza en tiempo de necesidad. Pero él usa cada acto de liberación cada manifestación de sí mismo en nosotros – para hacernos más aptos a ser una novia. Tampoco el Espíritu Santo está aquí sólo para dar dones al mundo. No, hay un propósito detrás de cada don. El Espíritu Santo sólo tiene un mensaje: todo lo que él enseña, lleva a una verdad central. El puede brillar en nosotros como una joya esplendorosa, pero cada rayo que brilla de la verdad tiene el propósito de llevarnos a una verdad singular, y es la siguiente: “Tú no eres tuyo – has sido comprado por un precio. Has sido escogido para ser esposa de Cristo. Y el Espíritu de Dios ha sido enviado para revelarte la verdad que te hará libre de todos tus otros amores. La verdad romperá cada atadura del pecado y tratará con toda incredulidad. Por que tú no eres de este mundo: tú estás de ida a un encuentro glorioso con tu esposo, y te están preparando para este banquete de bodas. ¡Todo está listo y yo te estoy preparando a ti! Quiero presentarte sin mancha, con un amor apasionado en tu corazón para él.” Ese es el trabajo del Espíritu Santo – manifestar a Jesús a la iglesia, para que nos enamoremos de él. ¡Y ese amor nos guardará!