Mientras monta la marea de los escándalos, que ha llegado a un nivel sin precedentes, por los nuevos casos conocidos de sacerdotes que han cometido abusos sexuales sobre chicos y adolescentes, el Vaticano afirmó que "nadie ha hecho tanto" como el actual Papa en la lucha contra la difusión de la pederastia en la Iglesia. El portavoz pontificio, padre Federico Lombardi, afirmó ayer que los casos han causado "indudable daño a la Iglesia" pero que "la autoridad de Benedicto XVI no se ha debilitado sino que se ha fortalecido".El jesuita Lombardi señaló a la radio Vaticana, la cual dirige, que "los episodios de pedofilia en el clero representan un tema crucial para la credibilidad moral" de la Iglesia. Son "acontecimientos que ocurrieron en general hace tiempo, incluso decenios atrás, pero reconocerlos y tratar de enmendarse frente a las víctimas es el precio del restablecimiento".Estas palabras acertaron a medias en el camino de una lenta, fatigosa y dolorosa superación de la tragedia que hace vivir a la Iglesia de 1.150 millones de fieles uno de sus peores momentos. El Papa, el Vaticano y la estructura eclesiástica mundial se manejan con dos verdades, ciertas pero contradictorias. Es verdad que el Papa Joseph Ratzinger decidió convertir en una prioridad de su pontificado la lucha contra las perversiones sexuales de los sacerdotes, que poco antes de ser elegido como Benedicto XVI, en abril de 2005, llamó "la suciedad de la Iglesia". Lo hizo en los comentarios del Viernes Santo, poco antes de la muerte de su predecesor Juan Pablo II. El Papa está convencido de la gravedad del tema en el presente y futuro del catolicismo mundial. MAS Por: Julio Algañaraz