No es ninguna novedad que cada día que pasa, la Justicia , por lo menos para el común de los ciudadanos se nos hace más lejana. Desde comienzo de los años 90, en el mundo y en América Latina, se ha comenzado a discutir con más seriedad el tema de los Derechos Humanos, reconociéndose que estos deben tener un lugar de discusión en los temas políticos de los Estados ya que hay derechos que son inherentes al ser humano por su sola condición de persona. Ahora bien, ¿qué es lo qué ha pasado en Uruguay?; al parecer mucho se ha discutido al respecto, para estar en una sintonía internacional o global.-Ahora bien, como siempre se dice de nada sirve una hermosa Constitución si esta no es complementada con normas inferiores o no son respetadas sus garantías, lo que transforma sus normas solo en “letra muerta”, situación análoga padecen muchas de nuestras leyes. Tratando de dar un panorama breve de lo que quiero describir, podemos concluir en que las garantías de nuestra Constitución Nacional son un elemento de control a las arbitrariedades que todo grupo que ejerza el poder intente aplicar a sus administrados. Los jueces, en teoría deberían ser los encargados de hacer cumplir la letra de la Constitución , y las leyes administrando justicia conforme a los derechos y garantías de todo ciudadano, y manteniendo siempre el concepto de igualdad ante la ley de todos los ciudadanos. Otro importante derecho es el de acceso a la Justicia , el cual en teoría permitiría que todos podamos ejercer la tutela y la defensa de nuestros bienes jurídicos protegidos judicialmente, manteniendo de esta manera un orden social basado en el respeto de la Ley. Esto en teoría, junto con otras normas que regulan distintas actividades de la sociedad reguladas por las diferentes ramas del derecho formarían el Estado de Derecho tan necesario para que una Nación o Estado pueda desarrollarse sin desniveles sociales y cumpliendo con los derechos humanos internacionales reconocidos por los Tratados y Convenciones ya enunciados que hacen a la dignidad de todo ser humano. . . .