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martes, 1 de febrero de 2011

Honroso sea en todos el matrimonio… a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios. Hebreos 13:4.

Lo que Dios dice acerca de la Sexualidad 
  La crisis del matrimonio y de la familia es muy grave actualmente. El divorcio, el adulterio, la unión libre y toda clase de desviaciones socavan una de las más nobles instituciones dadas por Dios al ser humano: el matrimonio (Génesis 2:23-24). Esto acarrea muchos sufrimientos, estropea y lastima numerosas vidas. Se debe a que muchos quieren liberarse de los mandamientos divinos apropiados para mantener un orden social y moral. 
 Aun cuando nuestra sociedad pisotea los principios divinos, las enseñanzas de la Biblia permanecen claras e inmutables, y el cristiano tiene el deber de conformarse a ellas. Corremos el peligro de acostumbrarnos a la práctica generalizada del divorcio, reconocido como legal a los ojos de los hombres, pero reprobado por el Señor, quien declaró: “Lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” (Mateo 19:6).  Además del descarrío causado por el adulterio, destructor del matrimonio, otra trampa acecha en particular a los jóvenes: la unión libre o el casamiento a prueba, los cuales tienen un denominador común: transgresión y desobediencia a Dios. El cumplimiento de la sexualidad permitida por Dios sólo puede expresarse en el matrimonio. La Sagrada Escritura califica todas las relaciones extraconyugales como pecado de fornicación. Huid de la fornicación…” (1 Corintios 6:18).
       Cada creyente es exhortado a obedecer la Palabra de Dios, a glorificar al Señor en su cuerpo, que “es templo del Espíritu Santo” (1 Corintios 6:19).