Valores antievangélicos

“Porque yo tuve hambre y me diste de comer, estaba desnudo y me abrigaste, enfermo y me curaste, sin techo y me alojaste en tu casa … todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron” (Mt 25. 35-40).Resulta que en la parroquia de Guichón, personas que deberían vivir bajo las enseñanzas de Jesucristo, luego de encerrarse en una postura intolerante, anti humana y autoritaria, han decidido dejar a una familia trabajadora sin su techo y sin su medio de subsistencia. Esta familia se había retrasado en el pago de alquileres del aserradero parroquial, donde también viven, y luego de realizar una propuesta de pago para ponerse al día fueron “invitados a retirarse” sin aceptar dicha propuesta. Este no es el primer caso, ya que recientemente ocurrió lo mismo con una pareja de adultos mayores que alquilaban la casa existente en la chacra parroquial. Esta familia, con graves problemas de salud, también fue invitada a retirarse ya que al sacerdote le molestaban que unas ovejas que servían de alimento de dichos ancianos pastaran en el patio de la casa que los mismos alquilaban … eso sí, si pagaban $ 600 más de alquiler el sacerdote no tendría más observaciones que hacer y permitiría que las nueve ovejas que les quedaban a estos viejitos pastaran en el patio de la casa que estaban alquilando. De más está decir que esta familia no contaba con medios suficientes y debieron entregar la finca. Como vemos, los más humildes son los receptores de los valores cristianos que se profesan en la comunidad católica de Guichón. Lo más triste es que todo lo que la Iglesia Católica tiene es gracias a los donativos de sus fieles. Ahora, la misma Iglesia que recibió de sus fieles las pertenencias que tienen, les priva a los más humildes el goce de las mismas. Otro ejemplo de esto es que a un grupo de señoras que venden productos cosméticos por catálogo también se les ha negado el uso del salón parroquial para realizar sus reuniones, a pesar que dichas personas, trabajadoras todas, humildes amas de casa que procuran un peso más para la olla, pagaban alquiler por el uso de dicho salón. No está de más decir que el sacerdote en cuestión les aumentaba constantemente, de reunión en reunión, el alquiler del salón parroquial.Como si esto fuera poco, la limpiadora-cocinera de la casa parroquial debió ausentarse debido a que su esposo estaba internado grave en Paysandú; atravesando esta familia grandes penurias económicas y momentos emocionalmente difíciles reciben un telegrama por el cual el sacerdote le intimaba a regresar a sus tareas laborales (paso previo a darle de baja por abandono de funciones) causando a esta familia más penurias de las que ya estaban soportando. Todos los miembros de la Iglesia Católica, pero fundamentalmente sus autoridades, por “acción u omisión”, somos responsables de estas y otras muchas actitudes antievangélicas que se están suscitando en Guichón. 
Recientemente la prensa publicó que el Papa Benedicto XVI aceptó el uso del preservativo como mal menor frente a los daños causados por el Sida. Para el Obispado de Salto, el caso del sacerdote de Guichón debe ser lo más parecido, lo tienen confinado en Guichón para que no provoque estragos más grandes en otro lado. CI. 2.963.180-6 FUENTE