En la fábricas de huevos, las gallinas tienen prohibida la noche. La gente está condenada al insomnio, por la ansiedad de comprar y comprar viene indicutiblemente la angustia de pagar lo que generan de gastos con sus tarjetas de crédito y los créditos de la casa que sacan , y no dejan de saciarse de comprar y comprar .El cambio de paradigma económico nos ha llevado de una “sociedad productiva” a una “sociedad de consumo”. En la sociedad de los productores, los desempleados podrían estar temporalmente fuera de su estructura, pero su lugar era incuestionable y seguro, ya que el destino de los desempleados (el ejército de reserva del trabajo) era el de ser reclamados de nuevo para el servicio activo; sin embargo en la "sociedad de los consumidores" los consumidores fallidos, incompletos o frustrados pueden estar seguros de que habiendo sido expulsados del único juego de la ciudad, el del consumo, ya no son jugadores y por lo tanto ya no se les necesita, son población "superflua". Mientras que el prefijo "des", en "desempleo" sugiere una salida de la norma, nada semejante sugiere el concepto de "superfluidad". "Superfluidad" comparte espacio semántico con "personas o cosas rechazadas", "derroche", "basura": con residuo. Como dice un viejo proverbio turco, quien bebe a cuenta, se emborracha el doble, indiscutiblemente lo vemos en la sociedad sanducera, que dia a dia , crece el consumo pero material mas que nada . La sociedad del bienestar se basa en el principio de igualdad y pretende conseguir un incremento de la calidad de vida de todos los ciudadanos. La diferencia con otros modelos liberales esta en que éstos parten de la idea de que la intervención es una amenaza contra la libertad y de que el gasto público en servicios sociales es un total despilfarro económico.En este contexto proponemos un encuentro entre la sociedad integrada y la marginal en el momento justo cuando la sociedad del bienestar actúa en busca de "justicia" .-El sistema habla en nombre de todos, a todos dirige sus imperiosas órdenes de consumo, entre todos difunde la fiebre compradora; pero ni modo: para casi todos esta aventura comienza y termina en la pantalla del televisor. La mayoría, que se endeuda para tener cosas, termina teniendo nada más que deudas y mas deudas para pagar o sea deudas que generan nuevas deudas, y acaba consumiendo fantasías que a veces materializa desgraciadamente delinquiendo y a los hechos me remito . Dime cuánto consumes y te diré cuánto vales.. es el código de barras de la sociedad de hoy , aun en las "congregaciones Cristianas " esto no escapa de una gran realidad que muchos no la quieren ver , Pr Laurino
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