El profesor ruso Platonov, uno de los últimos discípulos 
de Pavlov, de acuerdo a un escrito de Wimpi, alcanzó un resultado sorprendente con la palabra.
Haciéndole creer a un individuo que bebía agua, tres vasos seguidos, sin que lo hubiese hecho, aumentó la diuresis del paciente. Le decía: "Usted bebe agua", "usted ha bebido otro vaso", "usted bebió ya tres vasos".Qué pena que Platonov ya no esté entre nosotros.OSE podía haber contratado sus servicios para resolver enseguida, mientras desenrolla su enmalezada burocracia, el problema de cuatrocientas personas que habitan Sauce, un pueblito de Río Negro. Sólo tienen tres grifos de los que sale agua potable y a muchos no les queda más remedio que caminar con baldes hasta cinco cuadras para disponer del líquido esencial. Salvo, claro, que hagan como las lavanderas del lugar, que usan el agua marrón de una cañada cercana. La contaminación hizo que los pozos, que los hubo, en su mayoría fueran tapados para evitar males mayores. MAS
de Pavlov, de acuerdo a un escrito de Wimpi, alcanzó un resultado sorprendente con la palabra.Haciéndole creer a un individuo que bebía agua, tres vasos seguidos, sin que lo hubiese hecho, aumentó la diuresis del paciente. Le decía: "Usted bebe agua", "usted ha bebido otro vaso", "usted bebió ya tres vasos".Qué pena que Platonov ya no esté entre nosotros.OSE podía haber contratado sus servicios para resolver enseguida, mientras desenrolla su enmalezada burocracia, el problema de cuatrocientas personas que habitan Sauce, un pueblito de Río Negro. Sólo tienen tres grifos de los que sale agua potable y a muchos no les queda más remedio que caminar con baldes hasta cinco cuadras para disponer del líquido esencial. Salvo, claro, que hagan como las lavanderas del lugar, que usan el agua marrón de una cañada cercana. La contaminación hizo que los pozos, que los hubo, en su mayoría fueran tapados para evitar males mayores. MAS