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sábado, 17 de julio de 2010

Oídme, duros de corazón, que estáis lejos de la justicia. Isaías 46:12.

La Conversión de un Presidiario
Creemos que no fue por casualidad que el oficial del tribunal que tramitaba la causa de este presidiario fuera un cristiano. Gracias a ello pudo ayudarlo no sólo en su causa terrenal, sino en su causa espiritual. De hecho, todo fue preparado por el Señor, quien viendo la dureza del corazón de este hombre, permitió esa forma de sufrimiento moral para que su reputación fuese totalmente rebajada, y estando en la angustia, reconociese ser un pecador con necesidad de Jesucristo. “Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu” (Salmo 34:18). Dios siempre encuentra la forma de hablar al hombre por más duro que sea su corazón. “¿No es mi Palabra… como martillo que quebranta la piedra?” (Jeremías 23:29).Es peligroso endurecer el corazón, la misma Biblia lo afirma: “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (Hebreos 4:7). No resista más a la voz de Jesús, vaya a Él tal como está, con esa carga de pecado que ha endurecido su corazón. Él es amplio en perdonar, quiere sacarlo de la angustia en la que se encuentra y hacer de usted un hombre feliz, dichoso, que sabe que sus pecados han sido perdonados.Ahí en donde usted se encuentre, en casa, en el trabajo, en una cárcel, en un hospital o en una cama postrado, no importa el lugar, crea en Jesucristo, acéptelo como su único y suficiente Salvador. Entonces, Él será su guía y amparo todos los días