Los esclavos de hoy son producto de un ultraliberalismo que confunde valor con precio y que considera a los seres humanos como mercancías y a las riquezas de la tierra como recursos explotables.La esclavitud no es una fatalidad, sino una monstruosa injusticia ante la que es legítimo rebelarse por todos los medios. Quienes nada tienen que perder más que las cadenas actúan en justicia al rebelarse, porque el derecho a matar al tirano se convierte en deber cuando quienes padecen son los más débiles. Es legítima defensa. Castelar los animó: “¡Levantaos, esclavos, porque tenéis patria!” No sólo la territorial, sino la de la fraternidad universal.Existen más 270 millones de personas que sobreviven en situaciones de esclavitud. En un mundo interrelacionado somos responsables de todo cuanto se hace en el planeta.Estudios de la Unión Europea sostienen que millones de personas padecen formas de trabajo y de prostitución forzados. También la servidumbre por deudas y la explotación infantil que afecta a cerca de trescientos millones de niños. LEER MAS