¿Conoce usted uno de los insectos voladores más pequeños del mundo? Es el Alpatus Mínimo (Alaptus Magnanimus), un insecto cuyas larvas viven como parásitos en los huevos de otros insectos pequeños. Tiene la longitud de un quinto de milímetro. En ese diminuto alado se hallan los músculos necesarios para los numerosos movimientos de sus articulaciones, su intestino, sus riñones, sus órganos respiratorios, su sistema nervioso, sus órganos de reproducción, etc. Son maravillas de la miniaturización. Cuanto más se estudia el libro de la naturaleza, tanto más se descubre la perfecta sabiduría del Dios creador y el cuidado que puso en lo infinitamente grande como en lo más diminuto. Tomemos nuestro justo lugar ante Él, es decir, el de una criatura ante su Creador, a quien debemos respeto y reverencia. Pero lo más maravilloso es que ese gran Dios Creador del cielo y de la tierra quiera entrar en contacto con nosotros. Nos habla en el lenguaje de la creación. Millares de investigadores se esmeran para descifrarlo, pero no siempre reconocen la infinita grandeza de Aquel que habla así. Mas Dios se dirige a cada uno de nosotros de una manera fácil de entender. Nos habla en su Palabra, la Biblia, porque quiere que le conozcamos a Él, el Dios bienaventurado y viviente, Aquel que nos ama.