
Siendo niño, Olivier Vandevalle solía viajar con sus padres en un yate familiar por las costas de Inglaterra. Ya curtido en los asuntos, costumbres y mitos de los mares, un buen día arrancó una página de un cuaderno y narró su aventura. Luego alcanzó una botella de vino vacía, metió el papel adentro, la tapó y la arrojó al mar. "Yo soy un chico de 14 años y vivo en Bélgica. No sé si eres un niño, una mujer o un hombre. Navego en un barco de 18 metros. Su nombre es Tamaris. Al mismo tiempo que escribo esta carta, acabamos de pasar por Portland Bill, en la costa sur de Inglaterra. Partimos esta mañana", decía el mensaje.Para Olivier la vida siguió. Creció, tuvo hijos y se olvidó por completo de aquel mensaje. Pero para su sorpresa, 33 años después, obtuvo una respuesta a través de Facebook.La inglesa Lorraine Yates encontró la botella en las costas de Swanage, en el sur de Inglaterra, tres décadas después. Y cuando vio el mensaje no lo dudó y comenzó a buscar al remitente en Facebook. Quizá Lorraine Yates se conmovió cuando sus manos alzaron una carta dentro de una botella, lo que implica un modo de mensaje casi olvidado, y tan romántico como primitivo. Y no tuvo mejor idea que contestarlo por Facebook MAS