"Primero nos ignoraron, luego se rieron de nosotros, después nos atacaron... entonces vencimos "

BIENVENIDOS A FUNDAJEREMIAS INFORMAMOS PRIMERO Y MEJOR! ***PRIMER "DIARIO DIGITAL CRISTIANO" SANDUCERO***... CON NOTICIAS, DEL MUNDO, Y NUESTRA SOCIEDAD, COMENTADOS DESDE LA ÓPTICA CRISTIANA ¡DIOS LES BENDIGA! J.C.LAURINO (DIRECTOR)
gadgets para blogger
***Primer diario digital Cristiano*** Emitido en la ciudad de Paysandù, con noticias de todo el acontecer sanducero, y del mundo comentado desde la optica cristiana "Una mirada diferente de la realidad"

martes, 9 de marzo de 2010

Una Salvación tan Grande

¿Qué haréis en el día del castigo?Isaías 10:3.
Verdaderamente hay un conflicto entre el Dios santo, justo, y el hombre pecador. El primero no puede recibir al segundo. El profeta Isaías dijo: “Vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios” (59:2). A Dios le produce horror el pecado, pero ama al pecador. Ama a todos los seres humanos, y éstos le devuelven mal por bien. Cuando Jesús vino a esta tierra tuvo que constatar: “Han aborrecido a mí y a mi Padre” (Juan 15:24). Entonces alguien puede pensar: –Si Dios es amor, basta que perdone nuestros pecados y la separación ya no existirá. Pero si bien es cierto que Dios es amor, también es santo y justo. Por ser santo no puede soportar el pecado en su presencia, y por ser justo debe condenarlo. Nadie puede aislar un atributo de Dios y desechar los demás. Pero he aquí algo maravilloso: Dios supo mantener todos sus atributos y salvar al pecador. “No hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí” (Isaías 45:21). ¿Cómo pudo producirse semejante milagro? El Dios de amor entregó a su Hijo por nosotros. Jesucristo, que no tenía pecado, tomó nuestro lugar y se ofreció a sí mismo en sacrificio para salvarnos. El Dios justo lo hirió porque cargaba con nuestros pecados. El Dios santo sólo halló perfección en él. La obra fue perfecta y Dios, satisfecho en todos sus atributos, resucitó a su Amado. Jesús es nuestro Salvador, mas es necesario creer en él para recibir “una salvación tan grande”.