
Creo que lo más importante en la venida de Cristo, es estarle esperando. La venida de Cristo será de bendición solamente a aquellos que le esperan preparados con dedicación y paciencia.
La paciencia es un don o fruto del Espíritu Santo de Dios. A la mayoría de las personas no les gusta esperar. Especialmente en este tiempo en que vivimos, nos desespera tener que esperar cualquier mínimo espacio de tiempo. Queremos todo ya, al momento. Nuestro mundo vive en desespero, los jóvenes no pueden esperar a casarse, los casados no pueden esperar a estar solos, los que trabajan no pueden esperar que llegue el fin de semana, los que estudian no pueden esperar que llegue el día de la graduación, etc. Nuestra cultura es una cultura muy afectada por la falta de tiempo. Todo lo que hacemos lo hacemos a la carrera. Quizá usted al igual que yo, también se ha visto frente al horno micro-ondas desesperado porque tarda demasiado en calentar la leche, especialmente si su bebe llora, o si esta calentando un plato de comida o cualquier otra cosa. Estamos viviendo en un mundo dominado por la desesperación.
Tenemos que ser solícitos en la espera por Cristo El escritor a los Hebreos 6:11-12 dice:
"Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas". El esperar con solicitud y paciencia es el deber de cada uno de nosotros, cuando esperamos solícitamente no nos volvemos perezosos sino que nos fortalecemos en la esperanza.
También el apóstol Pablo nos escribe respecto a aquel día de la siguiente forma:
"Pero vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel dia os sorprenda como ladrón. Porque vosotros sois hijos de luz e hijos del día, no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios." (I Tesalonicenses 5:2; 4-6).
"Pero vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel dia os sorprenda como ladrón. Porque vosotros sois hijos de luz e hijos del día, no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios." (I Tesalonicenses 5:2; 4-6).
PASTOR JUAN CARLOS LAURINO