
Inventó el marketing espiritual. Daba milagros a cambios de dinero, y consiguió donativos de todo tipo "para comprar lo que Dios necesitaba", decía. Un día descubrió que era él quien necesitaba a Dios, y que todo lo que Dios quería era un corazón vacío de tesoros para llenarlo de perdón y amor. Murió renunciando a sus posesiones y a su "santidad" (que había adquirido por una buena "cantidad").
Dep de Jovenes FUNDAJEREMIAS