Li Hao tenía plan: construir un sótano en una finca de su propieda en Henan (China). Pero Li no quería utilizarlo como refugio nuclear o como un lugar donde guarecerse las noches de tormenta, lo quería para encerrar a mujeres.Durante un año, Li estuvo cavando el habitáculo bajo el almacén. El resultado: una cueva siniestra e improvisada. Éste chino, de 34 años, empleó los doce meses siguiente en llenar el calabozo de mujeres. Raptó a seis en varios karaokes de la zona.La Policía china interrogaba hace una semana a Li Hao, acusado de matar a dos de sus cautivas y de maltratar física y psicológicamente a otras cuatro, todas ellas esclavas sexuales.
Un estrecho túnel y varias puertas de hierro daban acceso a la horrible habitación subterránea. El lugar había sido dividido en dos espacios, uno para guardar cadáveres y otro en el que mantenía encerradas e incomunicadas a sus esclavas vivas.mas