La joven siempre quiso tener su propio caballo, pero los padres repetían "no" y ya que tenía un establo lleno de vacas a su disposición, decidió que trataría de cabalgar con una de ellasDespués de cientos de horas de entrenamiento y muchos intentos, se las arregló para enseñarle a Luna a saltar vallas caseras, como se hace en las exhibiciones hípicas.Ya de ternerita, Luna estableció una relación especial con Regina, quien hace seis meses comenzó a cabalgar con la ahora vaca, llegando a entrar en contacto con una escuela de equitación en Suiza para recibir algunos consejos sobre cómo entrenar y equipar al bovino de manera similar a un equino. Y así ambas se fueron perfeccionando.