Cuando las cosas salen mal, es fácil que pienses: «Jesús, ¿dónde estás cuando te necesito?», y que te parezca que te fallé o que se me acabaron el amor y la paciencia. En momentos así tu fe se ve puesta a prueba. Si en vez de seguir confiando, te dejas arrastrar por las dudas, limitas Mi capacidad de ayudarte. Puedes caer en un círculo vicioso.Sin embargo, hay personas que conservan una actitud positiva cualesquiera que sean las circunstancias. ¿Cómo pueden afrontar una desilusión y aun una catástrofe con tanta serenidad? Es porque tienen gran fe en Mi amor y en las promesas que hice en Mi Palabra, porque han establecido y cultivado una estrecha relación conmigo, porque han aprendido a acudira Mí en momentos de necesidad. No es que su fe nunca sea puesta a prueba, sino que saben a quién recurrir para salir adelante. He aquí el secreto para tener ese espíritu victorioso: Como preparación para los momentos difíciles, tienes que aprender a permanecer muy cerca de Mí cuando las cosas marchan bien. Procura reconocer el actuar de Mi amorosa mano a tu alrededor. Repasa todas las cosas buenas que disfrutas. Cultiva una actitud de fe, confianza y gratitud. Así, cuando las cosas se pongan difíciles sabrás que estoy apenas a una oración de distancia. Familia Internacional