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sábado, 7 de agosto de 2010

Colonias psiquiátricas: dos formas de padecer la locura

Cuando se ingresa a la Colonia Santín Carlos Rossi, surge la palabra "alienación", el ser humano cruza la línea de la cordura y no retorna. Los pabellones donde se alojan los internos están tan deteriorados como sus mentes. En la Colonia Etchepare la realidad es otra y son notorios los esfuerzos realizados para cambiar la vida de los pacientes.Hacía rato que los bizcochos, la galleta criolla y los pasteles habían tomado rumbo a los pabellones. Eran las 11 y 30 y el aroma a pan recién horneado partía de la panadería de la Colonia Santín Carlos Rossi y marcaba el comienzo del recorrido de la prensa con el director de las colonias, Osvaldo do Campo, y el director de Asse, Alfredo Silva, como guías.Un poco más allá, la cocina marcaba una actividad frenética en un lugar pequeño y estrecho con el techo bajo. Las cucarachas paseaban por sus tirantes, grandes sobrevivientes de las fumigaciones mensuales y algunas aún recorrían las enormes ollas donde cuatro veces al día se preparaba la comida de los 402 internos de la Santín.El piso lleno de agua proveniente de un enorme pelapapas automático, mientras las funcionarias afanosas trataban de secarlo. "Aquí en invierno hacemos fideos con tuco, cazuela, guiso de mondongo y en verano ensaladas, salpicón de pollo, pasteles de carne, entre otros. También preparamos alimentos para regímenes especiales, como los diabéticos o hipertensos", indicó la nutricionista Rosina Negro. Trabajan 8 funcionarios de mañana y 8 de tarde. "Necesitamos más gente", afirmó una de las cocineras con las mejillas sonrosadas por el esfuerzo. "No sabés el trabajo que da cocinar en estas ollas", agregó mientras se limpiaba las manos. Otro problema es el traslado de la comida caliente a los pacientes.Al salir de la cocina, el camino se bifurca hacia otros pabellones de aspecto decaído, donde varios internos se mueven por la zona, la mayoría con termo y mate, o a falta de termo, una caldera ennegrecida como la que llevaba un joven que se acercó al director de la colonia a realizarle un pedido. MAS