No, no y otra vez ¡no!

Recientes declaraciones del Presidente Mujica volvieron a poner sobre la mesa, pese a su ambigüedad, la posibilidad de un monitoreo compartido en la planta de UPM, con el agregado de incorporar a Brasil en esa tarea. Parece mentira que en un tema tan caro a una nación como es el de su soberanía, el gobierno siga a los tumbos y con perspectivas de nuevas marchas y contramarchas. Será que para unos la soberanía es un atributo del poder jurídico del Estado, en el que se hallan ínsitas las calidades de independencia, autodeterminación e inexorabilidad, y en función de ese concepto no puede admitirse que en una porción de superficie nacional se deba ceder la potestad de control y vigilancia a una potencia extranjera. Pero, para otros, puede ser un elemento tan negociable como en su momento fue una importación de pollos. Dejemos la soberanía que parece que poco importa (por lo visto, sólo al Partido Nacional, al sector colorado del Proba y al ex presidente Tabaré Vázquez). Veamos otros elementos que rodean el monitoreo de la planta de celulosa: -Este conflicto no se trata de un hecho aislado, surgido en forma sorpresiva: es un proceso de varios años, pleno de manoseos, destratos y prepotencia sufridos por nuestro país y sus gobernantes. En medio de una ofensiva despiadada se llevó el tema a la Corte de La Haya, que dio la razón a Uruguay. Lo que perdieron en el campo jurídico lo quieren ganar ahora por la vía de los hechos, de las presiones. MAS