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martes, 8 de junio de 2010

Esclavitud en Sivakasi

A cualquier indio le resulta familiar el nombre de esa ciudad porque está en las cajas de cerillas, cohetes, bengalas y petardos que se venden en toda la India. Lo que es menos conocido es que esos productos han sido fabricados por las manitas de miles de niños y niñas que deberían haber estado en el colegio o jugando en vez de hacer eso por 50 céntimos al día.Vivimos en una época en la que recibimos muchísima información cada día. Así logramos enterarnos de los problemas y tragedias del mundo de una manera muy detallada. Sin embargo son muy pocos los que se toman la molestia de seguir la realidad de una determinada tragedia y ver como se refleja en los medios de comunicación a lo largo del tiempo. Si hiciéramos esto nos daríamos cuenta de que muchos problemas siguen su curso incluso cuando se ha dejado de hablar de ellos. Otra cara de esa misma moneda es que hay tragedias y calamidades que simplemente no alcanzan a verse reflejadas en los titulares de los noticieros. Precisamente por ese escaso valor como noticia de portada, el resultado es que esos problemas en la práctica “no existen”. En la India, por ejemplo, cuando no se habla de una cosa, esa cosa no existe. En el sur de la India, en una zona árida del estado de Tamil Nadu hay una ciudad llamada Sivakasi conocida en toda la India por la fabricación de cerillas, fuegos artificiales y petardos. A cualquier indio le resulta familiar el nombre de esa ciudad porque está en muchas de las cajas de cerillas que se utilizan diariamente, y también en las cajas de cohetes, bengalas y petardos que se venden en toda la India durante las fiestas religiosas. Lo que es menos conocido es que un porcentaje muy alto de esos productos ha sido fabricado a mano por las manitas de miles de niños y niñas que deberían haber estado en el colegio o jugando en vez de hacer eso. Muchos de estos niños y niñas no tienen a sus padres en Sivakasi. Son de familias pobres, de las castas más deprimidas de la sociedad. Mientras sus padres malviven en zonas rurales piensan que es un honor que sus hijos e hijas “vivan en la ciudad”. Xavier Romero Frías, antropólogo, ha vivido más de doce años en la India como misionero laico.