En el Nuevo Testamento la palabra “gracia” tiene una importancia primordial. Dios es “el Dios de toda gracia” (1 Pedro 5:10); el Espíritu Santo es el “Espíritu de gracia” (Hebreos 10:29); “creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos” (Hechos 15:11).* La gracia es el favor y el amor inmerecido recibidos de Dios. Dios ama a aquellos que eran sus enemigos, les perdona sus pecados, los acoge y se les da a conocer como su Padre, y ellos pueden hacer de él sus delicias. ¡Esta es la gracia!* El Nuevo Testamento siempre asocia la gracia con la persona y la obra del Señor Jesucristo. “La gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo” (Juan 1:17). “Esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús” (2 Timoteo 2:1). “Sobreabundó la gracia; para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo” (Romanos 5:20-21). * “No estamos bajo la ley, sino bajo la gracia”, escribió el apóstol Pablo (Romanos 6:15). Creyentes, vivir bajo la gracia nos hace entrar en el camino de la libertad. Liberación de la tiranía del pecado por el poder del Espíritu Santo; liberación del temor. Vivir bajo la gracia de Dios nos da acceso a la libertad en su plenitud, y nos da la capacidad de hacer el bien, ¡el bien según Dios!