El Espíritu Santo y el Señor Jesús
El Espíritu Santo tuvo un lugar especial en la vida del hombre Jesucristo. En varios lugares del Nuevo Testamento se habla de esto:1. Jesús fue concebido en la virgen María por medio del Espíritu Santo. Como consecuencia de ese poderoso hecho, pudo ser llamado “Santo Ser” desde su nacimiento. Fue el único ser humano sin pecado. Toda su vida fue un “olor grato” para su Dios. 2. Cuando empezó su servicio oficial a los 30 años de edad (Lucas 3:23), fue bautizado por Juan el Bautista. Entonces el cielo se abrió y el Espíritu de Dios bajó como paloma sobre él y permaneció en él. Dios ungió así al Señor Jesús con el Espíritu Santo y con poder, para que ejerciera su servicio en el pueblo de Israel. 3. Si observamos la vida y el servicio del Señor Jesús en los evangelios, vemos que en todos los detalles de su vida fue guiado y conducido por el Espíritu Santo, el cual obraba con poder divino en él. 4. El Espíritu Santo no sólo estuvo con el Señor Jesús durante su vida, sino también en su muerte: “mediante el Espíritu eterno (Cristo) se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios” (Hebreos 9:14). En la cruz del Gólgota la entrega y la consagración del Señor hallaron su mayor expresión. Allí, en virtud del Espíritu, se ofrendó enteramente a Dios. Al tercer día después de su muerte en la cruz, salió de la tumba “vivificado en espíritu” (1 Pedro 3:18).