Todos los días vemos el descontrol que existe en los diferentes ámbitos de la sociedad. Vemos descontrol en el tránsito, en las salidas de los lugares de trabajo, en la falta de respeto de las normas elementales que son necesarias para la convivencia ciudadana.Discépolo de manera genial en Cambalache describió la sociedad actual: ”Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador.¡Todo es igual, nada es mejor ,lo mismo un burro que un gran profesor!... Frente a este “cambalache” en el que estamos inmersos la única respuesta parece ser “aumentar los controles”.También , cuando ocurren hechos de violencia se aumentan los controles con presencia policial en ciertos sectores , se reclama “bajar la edad de la imputabilidad”, se prometen políticas de “tolerancia cero”, etc, etc,En algunas oficinas públicas se establecen mecanismos para “controlar” el horario de entrada y salida, sin importar qué se hace “durante” el horario de trabajo(Hospital ,bancos, oficinas del estados y podemos seguir nombrando mas ), si ese tiempo se dedicó efectivamente a desempeñar alguna tarea o a “navegar” por Internet , leer el diario o destinarlo a la “compra-venta” de los más variados productos incluso dándose el gusto de hablar por celular y por el mismo teléfono del lugar del trabajo para ofertar o comprar.”En las instituciones educativas también se reclaman más controles hacia los alumnos, docentes, y ni hablar de los que ofertan droga fuera del predio pero prácticamente en la acera del mismo etc.Pareciera ser que la única respuesta que tiene el sistema ante el “descontrol que existe es aumentar los “controles” , sin ver esta realidad “descontrolada” como un síntoma de algo más profundo. Vemos que estos “controles” muchas veces no se realizan por convicción sino por el impacto que el tema tiene en la opinión pública, basta el ejemplo de los controles policiales conjuntamente con la intendencia en ciertos sectores mientras que en otros, por acción u omisión aún la ley no puede ser cumplida, incluso quienes tienen la obligación de hacerla cumplir como los jueces o fiscales quedan impotentes por falta de apoyo
Pastor Juan Carlos Laurino
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